El camino desde el centro de Lam Dong hasta la colina de te Cau Dat (barrio de Xuan Truong - Da Lat) es de mas de 26 kilometros pero no nos importamos. A las 4 de la mañana cuando la ciudad todavia estaba profundamente dormida nuestro grupo camino tranquilamente por el bosque de pinos donde la niebla blanca cubrio toda la vista.
El coche se detuvo al pie de la colina el aire frio se inundo con el olor a te fragante en el aire humedo. Subimos apresuradamente a la pequeña pendiente solo escuchando el sonido del viento soplando y el sonido de las hojas de te vibrando ligeramente.

El momento en que subio el sol tambien fue cuando todo el espacio parecio despertar. La luz dorada se filtraba por cada rodaja de te las gotas de niebla brillaban en las hojas. Me quede en silencio sin poder decir nada solo senti mi corazon ligero como si acabara de encontrar algo muy real que habia olvidado hace mucho tiempo.

Cuando el sol sube tambien es el momento en que los turistas pueden ver turbinas de viento gigantes que se elevan en medio del cielo. En medio del vasto che xanh los ventiladores giran lentamente como si estuvieran conversando con el viento. Esa escena es extraña: a la vez salvaje y moderna a la vez con el aliento de la naturaleza que contiene la huella humana.


A las 6 de la mañana el sol amarillo claro cubre todas las laderas de la colina. Ya no son los contrastes de luz y sombra del amanecer ahora Cau Dat se viste de un color brillante y calido. Las ramas de te aparecen claramente en la luz del sol cada curva de la colina aparece suave y flexible. A lo lejos y a lo lejos las nubes blancas todavia azotan las laderas de la montaña.

Cerrando el viaje en la colina de te Cau Dat estan las fotos de mi de pie en medio de la alfombra de hierba dorada detras de los enormes ventiladores de viento que giran lentamente bajo el cielo azul. En ese momento sentimos nuestro corazon muy ligero.

Esta no es solo la primera vez que vengo a Da Lat sino tambien la primera vez que siento claramente el ritmo de la respiracion de la naturaleza donde cada hierba el viento y los rayos del sol traen un calido aliento. No hay silbatos ni prisa solo tenemos a nosotros la luz y el espacio infinito delante.
Da Lat en esa mañana no es ruidosa ni ostentosa sino simplemente una belleza natural que hace que la gente quiera volver muchas veces mas.
