En el ritmo de vida moderno muchas personas comparten que han experimentado la sensacion de soledad justo en el lugar que deberia haber sido un apoyo. Esta historia no es exclusiva de nadie es el susto de las relaciones familiares que estan erosionadas por el silencio los malentendidos y las expectativas excesivas.
Cuando las expectativas se convierten en una camisa demasiado ajustada
El psicologo familiar Dr. Elliot Parker de la Universidad de Melbourne analizo: 'La soledad en la familia aparece cuando cada persona ya no es vista como ella misma sino que se coloca en un marco de expectativas excesivas. La sensacion de no ser comprendido hace que las personas se desvanezcan'.
De hecho el amor a veces acompaña lo que requiere: vivir segun los deseos de los padres ser fuerte ser valiente ser sacrificado. Esas cosas se convierten facilmente en presion haciendo que incluso los adultos se agoten. Cuando cada persona solo habla de lo que quiere sin escuchar lo que otros necesitan la distancia emocional se expande silenciosamente.
El silencio prolongado el enemigo de la conexion
Muchas familias viven juntas pero no 'viven juntas'. Cada persona un dispositivo un mundo una preocupacion. El silencio de larga duracion se convierte en un habito y ese habito alimenta la soledad. Segun el Dr. Parker 'la comunicacion no es hablar mucho sino crear una sensacion de seguridad para que otros se atrevan a hablar'. La falta de seguridad emocional a menudo hace que cada persona construya un muro invisible: miedo a ser juzgado miedo a ser regañado miedo a causar problemas. Y asi la gente elige permanecer en silencio.
La soledad en la familia no es un signo de que el amor se ha perdido sino un recordatorio de que es necesario ajustar la forma de amar. A veces solo con una pregunta suave una comida sin prisas una conversacion sin juicio esa distancia se rellenara.
La familia no es perfecta pero puede ser calida si cada persona esta dispuesta a ralentizar un poco su ritmo para mirarse con empatia. Y entonces la soledad ya no tendra lugar para aferrarse a las personas que realmente quieren tomarse de la mano.