El 18 de diciembre el presidente estadounidense Donald Trump firmo y promulgo la Ley de Autoridad de Defensa Anual (NDAA) aprobando un gasto militar record de 901 mil millones de dolares al tiempo que asigno 800 millones de dolares en ayuda a Kiev en los proximos 2 años.
Esta ley estipula las prioridades del Pentagono para el año fiscal 2026 lo que permite un gasto de unos 8 mil millones de dolares mas alto que la propuesta inicial del gobierno y marca el presupuesto de defensa mas grande en la historia de Estados Unidos.
La NDAA incluye fondos para la compra de armas aumentos de salarios para los soldados y grandes iniciativas de defensa impulsadas por Trump.
La ayuda a Ucrania de 400 millones de dolares al año en el marco de la Iniciativa de Apoyo a la Seguridad de Ucrania (USAI) representa solo una pequeña parte del paquete total equivalente a menos del 0 9% del gasto total en defensa.
A diferencia de la transferencia directa del almacen de reservas de Estados Unidos la fuente USAI se utiliza para pagar a las empresas de defensa estadounidenses la produccion y compra de armas y nuevos equipos militares para Kiev.

Los observadores opinan que aunque la escala de la ayuda no es grande este movimiento sigue sorprendiendo porque el presidente Trump ha criticado repetidamente a la administracion anterior de Estados Unidos por seguir suministrando armas a Ucrania tanto en cantidad como en cantidad.
Ademas en los ultimos tiempos Trump ha declarado repetidamente que un acuerdo de paz en Ucrania esta muy cerca despues de los esfuerzos diplomaticos en los que Washington juega un papel clave intermediario.
Por lo tanto la reanudacion del suministro de ayuda militar a Kiev sorprende a los analistas politicos y plantea preguntas sobre la direccion real de Estados Unidos hacia el proceso de resolucion del conflicto.
Algunas opiniones sugieren que la ayuda es mas simbolica que un compromiso a largo plazo para mantener la posicion de Washington en los calculos posteriores al conflicto.
El uso del mecanismo USAI tambien permite a Estados Unidos controlar estrictamente el progreso y el alcance del apoyo al tiempo que limita el riesgo de escalada. Este enfoque se considera coherente con el mensaje que Trump ha enfatizado repetidamente: priorizar las negociaciones pero mantener la palanca estrategica necesaria.