Los amigos dicen: "El se ha retirado feliz". Beber cervezas todos los dias, ver viejos amigos, no tener que preocuparse por el polvo. Solo que el siempre se quedaba con la respiracion. Respira tanto que la camarera de los U40 le puso el apodo de "El señor de la cabeza de plata" o "El señor de los suspiros".
Fue ingeniero civil, un ciudadano de obra, vivio durante mas de treinta años entre edificios, desde edificios de gran altura hasta el metro. El viento de polvo, el aceite, el concreto y los sonidos de los dias de carrera progresista eran algo tan familiar que no podia dormir sin ellos. Pero con la edad, se ve obligado a detenerse, como una vieja grua oxidada que se jubila porque ya no tiene garantias de seguridad.
El primer dia de su retiro, se levanto temprano como de costumbre, preparo cafe, se puso el uniforme, y... se sento mirando hacia la puerta. No hay sirenas en el parque. No hay llamadas de avance. No hay que modificar el diseño. El lo llamaba el "Shock Silence".
Sus familiares y amigos lo vieron libre y lo invitaron a tomar. El asintio. Una vez es divertido, dos veces es cariñoso, cincuenta veces es... cansado. Pero ahora que no me muevo, me siento deficiente.
Luego, una mañana de finales de primavera, no se le vio en la cerveceria. Una semana, luego dos. Hasta que su nieta publico una foto de el sonriendo entre las montañas del noroeste, con una pica, de pie entre los estudiantes de una pequeña escuela que estaba cultivando verduras frescas para la escuela.
Resulta que se fue a las montañas a trabajar como voluntario en la reconstruccion de un jardin de infancia. Nadie esperaba a un hombre de 60 años con artritis y dolor de espalda, que llevara bolsos flotantes, que cazara sus uñas. Pero lo hizo con la cara de alguien que acaba de encontrar a si mismo en el polvo rojo de la obra.
Cada noche, se sentaba a beber maiz con los nativos, contando historias de cemento, canales y risas. Se dice que hay desgracias porque no hay nada de verdadero que hacer. Y tu elegiste el sufrimiento en el verdadero placer.