En la era de la inteligencia artificial los recuerdos de las personas fallecidas se estan recreando de una manera sin precedentes.
La tecnologia de deadbots son copias digitales creadas a partir de datos personales que estan abriendo una nueva puerta de conexion entre el pasado y el presente al tiempo que plantea muchas preguntas eticas espinosas.
Esta idea parece ciencia ficcion pero en realidad es muy simple cuando la IA utiliza la voz las imagenes los mensajes de texto y las publicaciones en las redes sociales para recrear el retrato de una persona fallecida.
Como resultado los avatares pueden conversar enviar mensajes de texto e incluso participar en videos lo que hace que la linea entre el recuerdo y la presencia interactiva sea fragil.
De hecho muchas familias han recurrido a los deadbots como una forma de aliviar la perdida.
En Estados Unidos una mujer uso un video de IA de su hermano fallecido para hablar en el juicio afectando asi el fallo.
Algunas organizaciones que promueven la reforma de las armas de fuego tambien aplican esta tecnologia con las 'vozes digitales' de las victimas acompañadas en las llamadas a los legisladores para evitar que sus historias sean olvidadas.
Al mismo tiempo se esta formando una nueva industria. Segun NPR (Radio Nacional de Estados Unidos) el mercado de 'comercio digital' podria alcanzar los 80 mil millones de dolares en la proxima decada.
Los servicios no solo se detienen en chatbots o avatares sino que tambien incluyen programar mensajes despues de la muerte o incluso volver a mostrar imagenes de celebridades durante muchos años despues de su muerte.
Sin embargo junto con el potencial existe la preocupacion por el abuso. Algunas empresas son criticadas por explotar el dolor familiar o usar datos que las personas que han perdido nunca han permitido.
Expertos como Katarzyna Nowaczyk-Basińska de la Universidad de Cambridge advierten que la 'inmortalidad digital' obliga a la sociedad a reconsiderar como enfrentamos la muerte y los recuerdos.
Los debates sobre la privacidad los estandares eticos y el control del patrimonio digital se estan calentando mas que nunca.
Cuando los robots de IA humanos fallecidos se convierten gradualmente en una parte familiar de la vida se plantea la pregunta clave: ¿quien tiene derecho a controlar la imagen digital de un humano despues de que abandone este mundo y quien se beneficiara de ello?