En muchos matrimonios vietnamitas, hay un fenomeno no raro: el hombre siente que su esposa se vuelve cada vez mas irascible, dura, egoista, muy diferente a la imagen tierna y dulce de enamorarse. Las emociones se enfriaron, las disputas se aplastaron, y termino en divorcio. Es cierto que incluso cuando se contrae un nuevo matrimonio, la misma situacion se repite. ¿Cual es el problema?
La respuesta puede sorprender a muchos hombres: las mujeres no nacen para ser angeles a los ojos de sus maridos, sino que lo son cuando viven en amor, bondad y comprension.
Uno. Trata a tu mujer como si fuera un angel.
La mujer es como una flor, florece cuando es regada con amor. Pero, por desgracia, muchos hombres despues de casarse olvidan eso. Ellos instintivamente consideran a la esposa como "valiente", como alguien que debe sufrir, que debe sacrificar, y asumen que las mujeres, siendo esposas, tendran... menos sueños, menos debilidad, menos necesidad de ser atendidas.
No se dieron cuenta de que su propia indiferencia, su propia indiferencia, su propia indiferencia, habian convertido a la mujer que habia sido santa y tierna, en una guerrera cansada, una mujer que siempre se ponia dura porque ya no tenia la fuerza para ser tierna.
Un hombre inteligente no preguntara: "¿Por que ha cambiado mi esposa?" sino que se preguntara: "¿Que he hecho (o no hecho) para que ella sea asi?"
El segundo. No conviertas a tu mujer en una esfera o en una maquina de parto.
Las mujeres no nacieron para vivir en la servidumbre. Ser madre es una mision, pero no significa que su vida gira en torno a sus hijos, a la voluntad de su marido o para satisfacer sus expectativas.
Cuando un hombre no escucha los sentimientos y deseos de su esposa, y la considera solo como una herramienta para engendrar, cuidar de los hijos, proveer agua, no puede esperar ser amado o dedicado.
Cada mujer ha tenido sus sueños, ha tenido a alguien que perseguir, ha estado entre muchas opciones y finalmente, ha elegido a su marido. Esa eleccion merece ser apreciada, no controlada.
El tercero. La tolerancia es la base del amor, la tolerancia es el pegamento que mantiene el matrimonio
La paciencia no es la misma cosa que la paciencia. Es perseverar en el amor, es entender que nadie es perfecto, y que el matrimonio es un largo viaje con todo tipo de emociones.
Cuando su esposa se pone furiosa, el esposo maduro no se apresura a juzgar, sino que observa en silencio: ¿Que presion esta ejerciendo su esposa? ¿Que es lo que no he hecho? Y si es cierto que esas rabietas vienen de cansancio, de desgaste o de la necesidad de escuchar, entonces un apreton de mano, una palabra suave, incluso un plato de comida casera, puede suavizar el corazon de una mujer.
Las mujeres no necesitan un marido perfecto, pero si a alguien que las entienda en sus peores momentos.
Las mujeres son tiernas no porque sean tolerantes, sino porque confian lo suficiente para ser tiernas.
Una esposa espiritual es el resultado del amor, no la condicion para que un marido la ame. Si quieres que tu esposa sea siempre tierna, femenina, alegre, cariñosa... no la obligues a esforzarse para que lo sea.
Crear un espacio lo suficientemente seguro para que ella pueda ser ella misma. Y recuerda: una esposa que ama a su marido y cuida de su familia no es algo que se da de la nada, es una bendicion que el hombre debe proteger con tanto cariño y responsabilidad.